Hoy me desperté y se me cayó una lágrima. No importa. Me lavo la cara, mientras caían unas cuantas mas. No importa. Me vestí y seguían las cataratas silenciosas.
De camino al trabajo entré en una panadería y aposté que por los $60 que tenía iba a cambiar mi estado de ánimo. Y gané durante un rato largo, igual por suerte después hay almuerzo....y después mate con bizcochos...y para que te voy a contar...
3 comentarios:
Con todo respeto, no escucho consejos de tipos amantes de las balozas.
Es como todo...
De pronto se puede acudir al previamente mencionado sistema de asistencia alter-ego.
Todo está dentro de uno mismo. Si podés charla con los optimistas; "Hugo", el pequeño hombrecito, y "Laura", la pequeña damita, son siempre los culpables de que uno se sienta bajoneado. Se los pude guiar para que estén de buen humor, y de ánimo como para enfrentar las embestidas de la cotideaneidad. Mentirillas piadosas.
"...se los puede guiar..." sos mi ídolo.
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