20050222

Había una vez dos personas (I.C) que acumularon desprecio hacia otra persona (I.C). Y decidieron que si no les era grata su presencia, no tenían porque volver a verlo nunca mas.
La decisión esta tomada, ahora:

¿Cual sería para usted personalmente la manera mas satifactoria de deshacerse de esa persona tan indeseada?

I.C.: Información Confidencial.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

La manera más satisfactoria de deshacerse de una persona indeseada es matándolo. Ahora bien, hay varias maneras de matar a una persona. Por lo general el asesino es demasiado torpe para llevar adelante una situación tan delicada como esa.

Yo humildemente creo que si la persona es indeseada, habría que considerar cuán indeseada es, a los efectos de ultimarlo de la manera más adecuada. Por ejemplo: si del 1 al 10 es un indeseado 3, merecerá morir, sin dudas, pero no necesariamente sufriendo demasiado. Si, en cambio, se tratase de un indeseado 9, o incluso 10, deberá sufrir él y sus allegados. Mucho.

Indeseados leves (1-3)

Hay que matarlo.
Llegado el caso de que el indeseado haya sido estudiado, analizado, digamos que “custodiado” el tiempo suficiente como para saber a qué horas entra, a qué horas sale, con quién se ve, a qué le teme, etc., se debe conseguir un arma corta, preferentemente semiautomática, y cargarla por completo. Se deberá luego seleccionar una ubicación geográfica para enterrar el cadáver, como por ejemplo Lomas de Solymar, terrenos baldíos de la Costa de Oro, Parque Lecoq, etc.. Además se deberá tener cavado un pozo de por lo menos 2 x 1 mt. En la ubicación seleccionada previamente. Una vez seleccionado el día y la hora más convenientes para asesinar a la víctima, se deberá ingresar a su recinto. De vivir la víctima en un complejo habitacional, edificio de apartamentos o similar, se deberá esperar a un vecino que salga y lograr burlar la confianza del mismo cuando la puerta esta abierta. "¿No me dejaría pasar que me esperan arriba?". Luego se golpeará la puerta y se inducirá a la víctima a que la abra. Cuando lo haga lo someteremos, a punta de pistola, a que el indeseable se coloque boca abajo lo suficientemente quieto como para darle un fuerte golpe en la nuca para desmayarlo o ultimarlo. Se recomienda golpear con la culata de la pistola semiautomática. Una vez que la víctima esté tendida en el suelo deberá ser correctamente mañatada. Luego será trasladada a un vehículo y se la intoxicará, dentro de la cajuela del mismo, con formol o amoníaco. Una vez arribado a la ubicación de la fosa, arrojaremos el cuerpo a la misma y le propinaremos varios tiros en la cara y pecho. Luego se deberá tapar el pozo. No olvidéis pasar por automac.

Indeseados moderados (4-7)

Merecen morir, pero además merecen sufrir.
Repetiremos los primeros pasos tal como lo vimos en Indeseados leves, salvo que esta vez debemos seleccionar una ubicación geográfica para trasladar con vida el cuerpo de la víctima desde el lugar del rapto. Lo más prudente es alquilar una casita en Los Titanes o La Tuna y efectuar el golpe en Julio. La casita deberá estar lo suficientemente alejada de todo tipo de viviendas. Una vez arribado a "la casa de tortura" con el cuerpo del indeseado, lo mañataremos en una silla y procederemos a torturarlo, lastimarlo, cercenarlo y perforarlo hasta que pierda la vida. Luego de terminado el trabajo, se procede al entierro tal como lo vimos en Indeseados leves. Algunas ideas para las mentes vagas: inyectar mercurio en ojos, introducir metal caliente en el ano, cortar ojos con gillette, quitar pene e introducir en ano, etc.

Indeseados altos (8-10)
Merecen morir, merecen sufir, pero además sus allegados merecen sufrir por él.
Tomando extrema precaución de no levantar sospechas, raptaremos y mañataremos a un ser querido del indeseado (hermana, pareja, hija, amiga), y repetiremos lo explicado en indeseados moderados. Luego raptaremos al indeseado y también lo mañataremos en la misma ubicación. Para hacerlo sufrir tanto, tanto, pero tanto que hasta el mismísimo papa iría al infierno si lo viera, podemos también maniatar a un niño con síndrome de dawn y también llevarlo pa la casa. Entonces ahí agarrás a la hija del indeseado, le obligás al dawn que se la clave un buen rato, después matás a la pendeja, violentamente, como por ejemplo empalándola con una caña, y le arrancás la trucha con un cuchillo eléctrico. Después lo matás al dawn también, para que no diga nada y después lo cagá a tiros al indeseado… con 15 o 20 tiros en la cara no queda vivo ni robocop. Y después prendés fuego la casa y te vas a la mierda.

Anónimo dijo...

Pa mi hay qeu cortarle la pija.

Anónimo dijo...

"...Y decidieron que si no les era grata su presencia, no tenían porque volver a verlo nunca mas."

Si no quieren verlo más bien pueden ustedes quitarse la vista, con un bisturí o algo de eso.

Nico S. dijo...

la mejor forma es ser el autor mediato, osea determinar a un incapaz para q conjugue el verbo nuclear del delito tipificado por homicidio culposo. El secreto esta en prometerle una armadura de los caballeros del zodiaco, si limpia al fulano ese , se come la cana y se queda cayado.
SE me ocurren varios voluntarios

chicle dijo...

Atención: Lea el primer comment cual si fuera un relator de futbol.
muy bueno!
Confidencial: Yo creo que en este caso sería un 2 y 1/2 nomás, pero dejame consultarlo con mi socio...

chicle dijo...

Nicoglú: si, esa es buena si quisiera matarte a vos, gon, juanjo, nano y otros pocos.
Gracias por la idea, tal vez algun dia me den motivos....

chicle dijo...

Haba una vez...

Anónimo dijo...

Esta obra, intitulada "Podemos dehacernos del indeseado, pero seguirá siendo indeseado" me valió el premio nobel del comment y una camiseta que dice "eternal honey-moon" en plateado y rojo.

...haba una vez un grave problema sin importancia. Allí estaba. El cadáver del indeseado yaciendo en el alfombrado suelo de mi habitación. Seguí durmiendo, a veces plácidamente y otras sobresaltándome pensando en lo que no necesitaba.

Desde su inerte posición no podía evitar seguir manejando mis tiempos. Podría haberlo quemado, pero como no soportaría el olor que tal trámite liberaría, olor a planes que ya no tienen sentido, hice lo de siempre. Lo cargué sobre mi hombro izquierdo sin que nadie se percatara, mi mano derecha en su espalda y la izquierda en la articulación de sus piernas. Estaba más pesado que nunca, me dolía verlo, sonreía como cuando lo hacía para sus difuntos padres.

Llegué hasta mi automóvil, abrí el baúl y deposité el cuerpo con suavidad. Sus firmes muslos rozaban la rueda de auxilio y su tosca cintura hacía tope contra el matafuego vencido. Había hecho esto otras veces, pero el lugar volvía a aparecer vacío. Tomé fuerte su mano fría y la confundí con el calor de la mía, después traté de abrir su ojos, sólo para chivear, pero no pude; al final me resigné ante la impotencia de no generar respuesta alguna y cerré la tapa con el dolor que me causaba saber que ya no me pertenecía siquiera el poder de hacerle daño alguno.

Volví casi inmediatamente para ver si en el lugar del hecho quedaban rastros; y allí estaba. Otra vez en el piso, misma posición, misma mueca, mismo cuerpo, pero ahora un tanto borroso, así como se dejan ver los recuerdos, lo que provocaba que se mostrase ante mis ojos aún más culposo. La siempre insuficiente experiencia que uno puede tener, pero experiencia al fin, hizo que la circunstancia no me sorprenda en lo mas mínimo, como si hubiera sabido de ante mano que la tarea de deshacerme del indeseado iba a ocasionarme inconvenientes.

Volví a cargarlo, esta vez sobre mi hombro derecho, jugué un rato con su pantalón corto frente al espejo y lo introduje nuevamente en el baúl. Vestía setecientos modelos de camisetas estampadas, decía doscientas cincuenta palabras dulces, algunas repetidas, pero con tono diferente, y sus labios no se movían más que para mostrarme insultos que yo no escuchaba, que yo no conocía. Quise pegarle y me dolía; su corazón había partido sin sangrar la más mínima mancha de sangre, así como parten los corazones orgullosos, esos que tan caro nos hacen pagar la estúpida inocencia de creer en que uno tiene algo para dar aunque no lo quieran recibir.

Cerré el baúl y volví por enésima vez. Y allí estaba nuevamente, esta vez vestido como un jugador de fútbol. Pateé su cabeza. Y esa vez, tras introducirlo otra vez en el baúl, no quise volver; viajé un tiempo corto que se hizo eterno y mis oídos no paraban de escuchar el soplido que salía de su boca inmóvil. Hablaba de resurrección, de posibilidades, de ira, de canciones, de tomar otro camino, de soluciones, de promesas y de consejos.

El cansancio parecía vencerme y mi maldito enemigo personal de épocas de infortunio estaba cerca de convencerme, otra vez, con sus estúpidas palabras lindas al oído, palabras que ponía en boca de un espectro. Sabía que necesitaba ayuda, alguien que hiciese por mí lo que yo no podía lograr, hacer desaparecer ese inolvidable y fúnebre resto que me era imposible quitar de mi alfombrado suelo, de mis hombros, del baúl de lo único que me quedaba: un automóvil con la dirección partida y un indeseado eterno.

Intensa mente dijo...

¡Bravo!

Nico S. dijo...

definitivamente me embola leer los comments tan largos, me embola estudiar, me embola el examen de internacional publico y me embola tener q ir a ducharme ahora.

Anónimo dijo...

Esto está mas muerto que sabelo.

Anónimo dijo...

vamos!!!, que está pasando con este blog que ultimamente no pasa nada divertido o por lo menos interesante... medio que nos quedamos en la cuestion de los insoportables o era intolerantes, bueno no viene al caso, no tiene relevancia... bueno a ver si escriben algo divertido. Agustín.

Anónimo dijo...

Sabelo, esto esta mas muerto que scout...